– Mamá, mamá, hay un pobre hombre que no para de gritar. ¿Me das algo para él? – Bueno, toma. ¿Y qué dice? – ¡Helados,…
– Ya no estamos en la edad de quedarnos con las ganas. – ¿Tu crees? – Claro. Además los dos queremos, ¿no? – Tienes razón.…
-¿Que haces, cari? -Restablezco el equilibrio entre el bien y el mal -¿Has metido manzanas después de pesar la bolsa? -Si