—Lore, ¿crees que estoy gorda? —Sí tía —¿Cómo lo sabes? —Mari, los obreros de enfrente te dicen que ese culito debería pasar hambre.
—Con esta dieta pierdes peso muy rápidamente. Mírame a mí. —Pero si tú estás gordísimo. —Ya, pero me gusta que me miren cuando hablo.
-Con esta dieta no he perdido ni un gramo. -Te dije que los fritos, fuera. -Llevo un mes cenando en la terraza.
– Estoy a dieta, no me digas si quiero cerveza que no voy a querer. – ¿Una cerveza? – ¡Venga!
– Estoy a dieta, no me digas si quiero cerveza que no voy a querer. – ¿Una cerveza? – ¡Venga!