-¡¿POR QUÉ SEÑOR?! ¡¿POR QUÉ A ÉL?! LLÉVAME A MÍ!!! -Le repito que el taxi lo había pedido primero este caballero. Y levántese del suelo!
– Al Gregorio Marañón, por favor. – ¿Por dónde vamos? – Ojalá vayan a operarle algún día y el cirujano le pregunte que por dónde…
—Taxi, al aeropuerto. —Señor, bájese que esto no es un taxi. —Ni lo será nunca con esa actitud.
-¡¿POR QUÉ SEÑOR?! ¡¿POR QUÉ A ÉL?! LLÉVAME A MÍ!!! -Le repito que el taxi lo había pedido primero este caballero. Y levántese del suelo!